La universidad de la buena esposa.
En el encantador entorno de la Universidad de
Wellesley conviven las futuras mujeres de los dirigentes del mañana, allá por la década de los 50.
La Sonrisa de Mona Lisa está ambientada en 1953, cuando la mujer empezaba a emanciparse y cuando el divorcio era un pecado mortal que te perseguía de por vida.
Mikie Newell pretende reflejar en esta época de cambio social un entorno en el que perviven las viejas costumbres por encima de todo.
Sorprende la mentalidad de estas
jovencitas estadounidenses con una inteligencia portentosa y con una única meta en la vida: encontrar el marido perfecto. En la primera clase de la profesora
Katherine Watson (Julia
Roberts) ya podemos ver de qué pie cojean estas mujeres: no piensan por sí mismas, son muy aplicadas y responsables, de las que memorizan los contenidos de las próximas clases y saben responder a todas las preguntas, ahora bien, cuando algo se sale del programa su mente se bloquea. Son, como he dicho antes, muy inteligentes y saben pensar por sí mismas pero... En su sociedad no está bien visto que una mujer se dedique a estas labores dejando a un lado la tarea para la cual ha sido criada: ser la mujer perfecta.
La película nos hace reflexionar sobre la condición de la mujer en la sociedad. Pero la progresista y liberal profesora
Watson, aunque acertada en sus argumentaciones, está justo en el lado opuesto y "los extremos nunca han sido buenos". Creo que una de las muchachas, la interpretada por Julia
Stiles, le da una lección cuando reconoce que a pesar de su inteligencia, de tener la posibilidad de entrar en
Yale para estudiar Derecho (en una época en la que
Yale sólo ofertaba 4 plazas para mujeres), con una mente privilegiada, decide dejarlo todo para tener una familia. Esta
jovencita decide
libremente su futuro y en él quiere una familia por encima de todo, y aunque hoy en día pensamos que la familia no está reñida con el trabajo y que la mujer puede estudiar, trabajar y ser madre, lo cierto es que hace 50 años no se pensaba así. Y lo que ahora vemos tan normal debe encerrar también sus inconvenientes, puesto que constantemente estamos hablando de la conciliación laboral como uno de los problemas de la sociedad actual, quizá algunas se hayan obcecado tanto en
labrarse una carrera
profesional de éxito que han dejado la familia en un escalafón muy bajo en su lista de prioridades. Y puede, sólo puede, que al final de nuestras vidas no sea el trabajo lo que nos hace felices sino las personas que nos rodean, aquellas a las que llamamos "familia".
Debo reconocer que la película tiene momentos '
desquiciantes' para una mujer liberal del siglo
XXI, que lleva muchos años luchando por conseguir su independencia.
En cuanto a la técnica: es una película más. Tiene una buena ambientación pero nada más.