domingo, 3 de febrero de 2008

HANNIBAL: EL ORIGEN DEL MAL

Los primeros pasos del mítico Dr. Lecter
Hannibal: el origen del mal narra la juventud de Hannibal Lecter. Todo comienza en Lituania, durante la segunda Guerra Mundial, cuando el pequeño Hannibal, tras presenciar el asesinato de sus padres, queda marcado por las atrocidades que sufre su hermana a cargo de un grupo de soldados. Tras pasar una dura infancia, el joven Lecter llega a París donde queda al cuidado de Lady Murasaki y comienza a tramar su venganza, esquivando al inspector y cazador de criminales de guerra Pascal Popin.
La película no está del todo mal, pero tampoco es buena, ya que tiene muchas deficiencias. El guión, elaborado por el propio Thomas Harris, autor de las novelas sobre Hannibal Lecter, es impreciso, previsible y no acaba de encajar con la historia de El silencio de los corderos, la mejor de toda la saga. El personaje principal mata por un instinto: la venganza. Este joven traumatizado y vengativo está muy lejos del psiquiatra tranquilo y refinado que mata por puro placer de la primera entrega. Cabe destacar que aunque no se puede comparar con Anthony Hopkins, Gaspard Ulliel lo hace bastante bien. Con su mirada maléfica y su hoyuelo siniestro, consigue provocar al espectador al mismo tiempo atracción y repulsión. El resto de personajes principales, el inspector Popin y Lady Murasaki, quedan desaprovechados y no aportan demasiado a la historia.
Lo mejor de la película es la estética. El director, Peter Webber, hace bien su trabajo, aunque hay demasiadas escenas desagradables, y eso que dicen que han eliminado muchas. Lo peor es el guión, que olvida la esencia del Doctor Lecter. Se echa de menos la intriga y el uso de la psicología. Podría haber sido un thriller sin más, sin recurrir al personaje de Hannibal para venderlo. Más de quince años después de El silencio de los corderos, parece que la fórmula está un poco gastada.

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